Orientación Profesional Manual para Cadetes 2013 - Armada de
El Honor es una mezcla de dignidad y de valor; dignidad, porque exige estar en posesión de un exacto sentido moral sobre lo que es digno y aceptable para el prestigio de la personalidad; y de valor, porque muchas veces se requerirá afrontar peligros, morales o materiales, para mantenerlo libre de mácula. Sobre el concepto, Alfred de Vigny expresa: “Mientras todas las virtudes parecen descender del cielo para darnos la mano y levantarnos, la del honor parece salir de nosotros y propender a elevarla hacia el cielo. Es una virtud muy humana que podemos creer que nace de la tierra sin palma para después de la muerte”. Ricardo León, célebre autor de la obra “ Casta de Hidalgos ” decía: El honor, hijo mío, es una obligación viva y presente en la conciencia que nos inclina al cumplimiento del deber. Es la virtud por excelencia, porque en sí contiene a todas. El honor está por encima de la vida, de la hacienda y de cuanto existe en el mundo, porque la vida acaba en la sepultura, y la hacienda y las cosas que poseemos son bienes transitorios, mientras el honor a todo sobrevive, trasciende a los hijos y a los nietos y a la casa donde se mora, y a la tierra donde se nace y a toda la humanidad, y finalmente, como un eterno aroma de virtud, el honor es el patrimonio del alma, el depósito sagrado que Dios nos confía al nacer y que habremos de devolver intacto al morir; es la rectitud del juez, el heroísmo del soldado, la fidelidad de la esposa, los votos del sacerdote, la santidad de los juramentos, la obediencia a las leyes, el respeto de la opinión. Es una cosa tan grande, hijo mío, y tan hermosa, que por ella, no lo olvides nunca, se sacrifican la vida, la hacienda y las afecciones más hondas del corazón. Si algún día cuando seas hombre, vieres tu honor en peligro, acuérdate de tu abuelo, acuérdate de aquel caballero de Tarifa, que echó el cuchillo para matar a su hijo antes que entregar la plaza que tenía por la Patria y por el Rey. Lealtad La lealtad es otra de las grandes cualidades que no pueden faltar en la moral de ningún hombre de armas, porque ella es el elemento más indispensable para la estabilidad de la disciplina. Significa buen comportamiento de una persona con otra, de acuerdo con lo que exigen las leyes de la fidelidad, o las del honor.
La persona que es leal con otra, la defiende, la prestigia en todas partes, la ayuda con consejos e insinuaciones, le coopera en el trabajo con la misma sana y desinteresada intención que si lo hiciera para sí mismo, le advierte de todo lo que pueda serle adverso, ya sea por el trabajo mismo o por la intervención de otras personas. La lealtad es virtud ascendente (para con la Patria y los superiores), lateral (para con los iguales) y descendente (para con los subalternos). Abnegación La abnegación es un sacrificio extremado, al que no guía interés o ánimo de compensación alguna. Consiste en el sacrificio de la voluntad, de los afectos o de los bienes materiales en el cumplimiento del deber para con Dios, la Patria y la Familia, sin considerar las ventajas o desventajas, el placer o el dolor que estas obligaciones puedan causar. Espíritu de Cuerpo Se trata de un sentimiento que hace al hombre guardar afecto y cariño a todo aquello por lo cual se sacrifica, y también a todos cuantos comparten con él sus éxitos y sus fracasos, sus pesares y sus alegrías. Es sentimiento que provoca el nacimiento de un fuerte estímulo para sus fuerzas morales que se reflejan en un mayor entusiasmo, en un mayor esfuerzo por cumplir de los deberes, en un más amplio espíritu de cooperación, y en un mayor celo, tanto para cuidar y defender, lo material como el prestigio moral. El espíritu de cuerpo se reconoce por el amor y abnegación que demuestra el personal en el servicio, por la estimación que haga de sus compañeros, por su comportamiento digno y humano, que haga sentirse como miembros de su familia a todos aquellos que vistan el mismo uniforme. Disciplina La disciplina es el sometimiento voluntario a un orden establecido; es el cumplimiento voluntario de las leyes y reglamentos y, además, una demostración externa que controla la voluntad para someterse al bien de la comunidad; no es un servilismo, sino un deber del hombre libre. La disciplina es necesaria en todo orden de cosas, y constituye la esencia y la razón misma de la existencia de una nación.
199 Moral Naval Militar Capítulo Dieciocho
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