Orientación Profesional Manual para Cadetes 2013 - Armada de
Oficial de Marina Describiremos al Oficial de Marina como un conductor de hombres, persona premunida de conocimientos humanistas y técnicos necesarios para poder ejercer su profesión, y para administrar los bienes y recursos de la Defensa Nacional que el país coloca bajo su custodia. Cuando se incorpora al Servicio Naval, tiene bajo sus órdenes a otros seres, razón por la que debe saber actuar y comprender la naturaleza e instintos de la compleja personalidad humana, conocer la ciencia de conducir gentes, actividad mucho más importante que la preparación matemática y tecnológica que demanda el uso de su material. Ejercicio del Mando Pensemos en un Subteniente a bordo de una P.F.G., teniendo bajo su mando un grupo de hombres que operan un sistema de misiles o una moderna turbina propulsora. El desempeño de este equipo bajo las órdenes de este oficial, se podrá catalogar de acuerdo con un determinado valer de eficiencia, que estará en relación directa a lo que haya podido inspirar y desarrollar en sus subordinados. Se dice que el Oficial de Marina es, ante todo, un caballero. Con ligereza alguien podría pensar que se trata de una persona que observa determinadas reglas de urbanidad y ética, además de corrección en su tenida. Algo de eso hay, sin embargo, la esencia de este concepto radica en el hecho de que un caballero jamás ofende a otra persona sin causa justificada, entendiéndose que esta ofensa es todavía más nociva cuando se ejecuta haciendo abuso del mando. Dijimos también que debe ser un conductor de hombres, cualidad más difícil de poseer en el Servicio. Habiendo personas que la poseen en forma innata, siempre se debe reflexionar acerca de su uso y aplicación. No todo lo debemos esperar de la Escuela, sino que hay muchas cosas que debemos resolver con nuestra iniciativa y dedicación individual. Se debe hacer un esfuerzo por adquirir, a tiempo, nociones de liderazgo, pues no existe en ninguna Armada del mundo un hombre que, habiendo menospreciado al personal bajo sus órdenes y habiéndole dado un trato torpemente duro, haya dado categoría al mando; ese hombre no representa en esencia lo que debe ser un Oficial de Marina.
¿Qué hacer para guiar y conducir a sus hombres? Antes que todo, al recibirse de su Cargo o División, deberá estudiarlos. Habiendo muchos que le doblarán en edad, experiencia y práctica del servicio a bordo, se deberá interesar por conocer sus inquietudes y problemas, sin pecar de populachero o fanfarrón. Todos deben constituir un conjunto, respetando la jerarquía del superior y no debiendo, en ningún caso, el Oficial pasar a ser algo decorativo del grupo que manda. Se debe estimular a los buenos y corregir o sancionar a quienes lo merezcan. Si hay preocupación en practicar algunos de los conocimientos aprendidos, en cuanto al modo de actuar en el Servicio, habrá ganado mucho para que el personal no tenga necesidad de vivir arrestado. No hay nada que dé mejor resultado en el ejercicio del mando, que fomentar el amor propio pidiendo ideas a la gente. El personal es muy perspicaz y tiene siempre muy buenas ideas para ejecutar las maniobras, por difíciles que sean. Si deja fomentar la iniciativa bajo su control, habrá solucionado gran parte de las dificultades del servicio. Su actuación debe ser siempre leal, tanto para los superiores como para aquellos que se encuentran bajo nuestras órdenes. El personal no debe sentir miedo para hacernos una petición; el principio de la autoridad no debe estar basado en ese aspecto, sino en el conocimiento de las obligaciones y respeto a la jerarquía. Es por eso que cuando se ha forjado firmemente la lealtad, hemos eliminado el resto de las dificultades. Un Oficial debe tener autocontrol, jamás debe vociferar, pero tampoco pecar de pusilánime. Debe obrar con serena energía y dignidad. En esa forma conseguirá que cada hombre de su buque tenga confianza para actuar en el puesto que se le encomiende. El Oficial no es sólo un uniformado que actúa maquinalmente, encuadrándose estrictamente a los Reglamentos. En el cumplimiento de sus múltiples roles, no debe dedicarse a encontrar solución a problemas que no le incumban; pero sí deberá dedicarse, con la mayor perseverancia y energía, a solucionar aquellos que le competan. Es por eso que debe agotar los medios para dar cumplimiento a las órdenes que se le encomienden, sin necesidad de poner problemas superfluos, siendo interesante reflexionar en el sentido de las palabras que Nelson expresara en la toma de Copenhague:
204 Capítulo Diecinueve Mando y Liderazgo
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