Orientación Profesional Manual para Cadetes 2013 - Armada de

Para evitar todo tipo de resistencia, es necesario que el jefe conozca al personal bajo su mando y sepa los problemas de cada uno de ellos, para que de esta manera pueda sacar el máximo de provecho y por ende, el engrandecimiento de la Institución. Otras consideraciones del Mando El prestigio, rectitud moral, entrega y justicia observada por los conductores de hombres, serán los más valiosos instrumentos para evitar resistencias y vencerlas. Siendo ley en psicología que el mejor medio de provocar la repetición de un acto bueno o meritorio, es asociarlo a la memoria con la idea de haber cumplido y con un sentimiento agradable, otra norma para dar a un hombre confianza en sí mismo es mostrarle su valor, su iniciativa y su recto juicio. Hay que dar a los hombres oportunidad de mostrar sus buenas cualidades, sus conocimientos y su habilidad, valorando y apreciando después de sus trabajos en todo lo que vale. Además de manifestar al grupo los resultados obtenidos, para que los hombres conozcan sus progresos, se les debe expresar oportunamente la satisfacción por un determinado esfuerzo o por un trabajo hecho. No se debe prodigar en exceso alabanzas y felicitaciones, pero tampoco dejar pasar una ocasión para hacerlo. Felicitar después de un esfuerzo grande, vencidas ciertas dificultades, al culminar un trabajo, produce buenos resultados así como estar atento a animar siempre al hombre que vemos caído o que ha perdido la confianza en sí mismo. Siempre que sea posible, se felicitará colectivamente y se mantendrá informado de lo que se les reserva. No deben formularse promesas que no se puedan cumplir, ni perseguir a alguien en particular. Oficial de División El Oficial de División, designado por el Comandante para mandar un determinado grupo de hombres, dentro de la organización del buque o repartición, es el eslabón más importante de la larga cadena de mando naval, pues ejerce el mando directo del personal. Su trabajo se desarrolla dentro de las fibras esenciales del espíritu naval y debe comprender la misión de su buque o repartición, a la vez que concentra su atención en innumerables detalles

- Enseñar la comprensión de la disciplina más que el temor a ella; castigar al culpable en el acto y defender al inocente resueltamente. - No ver sólo los defectos del hombre. - Aprobar las acciones correctas. - Nunca tutear al personal. No ganará con ello más confianza con la tripulación, sino por el contrario, le hará sentirse mirado en menos. - Evitar juicios precipitados. - No atribuir la falta a defectos congénitos y evitar la ironía, ya que es hiriente. - No confundir la firmeza con la brutalidad. - Siempre la represión se debe hacer con buenas palabras y buenos modales. - No sólo ver en un hombre los defectos, sino buscar también lo positivo. - Diferenciar los hechos probables de los interpretados. Juzgar sólo los comprobados. - No dejar largo tiempo al individuo, bajo la impresión de la reprensión, sino que aprovechar la primera oportunidad para alabarlo por algo que haga bien. Toda reprensión debe terminar con una llamada alentadora y de esperanza, apelando a las cualidades del individuo. - El castigo debe ser a las faltas que lo requieran para que no pierda su fuerza. - No castigar “sobre la marcha”; menos estando irritado. Esperar y considerar todos los elementos de juicio. - Escuchar posibles causas atenuantes. - No sancionar o reprender ante sus subordinados, pues atenta contra su imagen. - No dudar sin motivo justificado. - Al sancionar, se debe hablar y escuchar al culpable en el momento adecuado, para que reconozca y acepte el castigo por su falta, como rehabilitación. - Jamás se debe dejar pasar una falta sin aplicar la sanción correspondiente. - No aparentar tener una resistencia, de esta forma podríamos provocarla. - Tener calma y averiguar la causa de la oposición (palabra mal comprendida, gesto mal interpretado o decisión juzgada como arbitraria) - A las personas irritadas, preguntarles de modo que respondan en forma afirmativa. - Al personal que sólo ve obstáculos y dificultades, mostrarle los éxitos que lleva conseguidos, estimulando su amor propio. - Ante un reclamante ocasional, se debe actuar firmemente, apoyado en leyes y reglamentos, haciéndole ver que su proceder lesiona el bien común.

221 Mando y Liderazgo Capítulo Diecinueve

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