Orientación Profesional Manual para Cadetes 2013 - Armada de

El fallido intento por apoderarse de la “Esmeralda”, además de conseguir el objetivo propuesto que era romper el bloqueo, fijó el camino que todos los buques chilenos debían seguir: “Atacar o morir en la demanda”, demostrando también otras cosas: - Que las tripulaciones nacionales tenían entusiasmo de sobra, pero carecían de conocimientos náuticos. - La necesidad de contar a bordo de las naves nacionales con una tripulación homogénea. - La dependencia de extranjeros para poner en marcha nuestra Marina. - Que la improvisación sirve de poco, si no existen tropas y jefes aguerridos. ZARPE DE LA ESCUADRA Cuando se obtuvo la información que de España había zarpado un convoy con refuerzos para el virrey del Perú, Chile ya había formado una fuerza naval capaz de disputar el dominio del mar. Fue así como el 9 de octubre de 1818, una Primera Escuadra chilena zarpó rumbo al Sur con la misión de apresar al convoy enemigo; como su Comandante en Jefe iba el Capitán de Navío Manuel Blanco Encalada.

“Tres barquichuelos dieron a los Reyes de España la posesión del Nuevo Mundo, estas cuatro tablas van a quitárselo”. El regreso de la Escuadra de Blanco Encalada con la fragata “Reina María Isabel” y seis transportes con sus tropas embarcadas, capturados el 28 de octubre en la bahía de Concepción y en la isla Santa María en el transcurso de las dos semanas siguientes, demostró que existía un Poder Naval en Sudamérica que controlaba sus aguas. LORD THOMAS ALEXANDER COCHRANE El año 1818, llegó a Chile un marino cuyas acciones navales quedaron escritas en las historias marítimas de Chile, Perú, Brasil y Grecia. Las inscripciones de su tumba existente en la abadía de Westminster, en Londres, señalan la admiración que en países cuya independencia contribuyó a afianzar, generó el audaz, valiente, genial y simpático Oficial de Marina inglés de los tiempos napoleónicos, hombre de mar al que se considera forjador de las primeras gloriosas tradiciones de la Marina de Guerra Chilena. Contratado por el general O’Higgins, el marino cuya tumba cada 21 de mayo recibe la visita de una delegación chilena que rinde homenaje a su memoria en el mismo sitio donde es coronado el Soberano Británico, desplegó su insignia el 25 de diciembre de 1818 a bordo de la fragata “O’Higgins”, ex “Reina María Isabel”, capturada en el “primer ensayo naval de Chile”. La jefatura de la Escuadra fue entregada por el Almirante Blanco Encalada, conforme a la orden recibida del gobierno de Santiago, quien no presentó objeción alguna, pues captó claramente la calidad profesional del Lord inglés, y estimó que la flamante fuerza naval quedaría en mejores manos que las suyas. La intención de quien se dice, que al quererse postergar el zarpe de sus buques aduciendo falta de pertrechos, replicó que el concepto “imposible” no existía en el diccionario de la Marina de Chile, fue apoderarse de Callao, pero como la inexpugnable fortaleza no permitía su toma, pensó en capturar Valdivia, lugar donde los fuertes Corral, Niebla, Amargos, Piojo, Inglés, San Carlos, Chorocamayo, Carbonero y Mancera, conformaban una sólida defensa con 128 cañones y 700 hombres. Llegado al área el 2 de febrero de 1820, el día 3 Cochrane capturó los fuertes del lado sur de la bahía de Corral y en la madrugada siguiente, los del lado

Al dar la vela la fuerza compuesta por el navío insignia “San Martín”, la fragata “Lautaro”, el bergantín “Araucano” y la corbeta “Chacabuco”, nave cuyo Comandante cumplía, al mismo tiempo la tarea de dirigir a los Jóvenes Guardias Marinas que conformaron la Academia del 4 de agosto de 1818, O’Higgins, que contemplaba el zarpe desde lo alto del puerto, comentó:

9 Capítulo Uno El Poder Naval Chileno

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